La inteligencia emocional es la capacidad de comprender con precisión tus emociones y reconocer correctamente las emociones de los demás. Esta capacidad podemos definirlo como el conjunto de habilidades que permiten a una persona ser más adaptable a los cambios. De esa forma, también tiene que ver con la confianza y la seguridad en uno mismo, el control emocional y la automotivación para alcanzar las metas. Esto ayuda a las personas a utilizar de forma proactiva las emociones, tanto las propias como las de los demás a su alrededor, tanto de forma consciente como inconsciente, como una herramienta para mejorar el pensamiento y la toma de decisiones.
El dolor es una parte inevitable de la vida, como lo es la muerte. Cómo aceptas tu destino y el dolor que es parte del viaje es una oportunidad para agregar un significado más profundo a la vida.
Cuando el sufrimiento continúa, utilizamos la apatía como mecanismo de defensa.
Al principio, cuando estamos expuestos a lo desagradable, a lo no deseado, tendemos a la aversión, a cerrar los ojos, a buscar la distancia. Además de tratar de escapar de la incomodidad, también tratamos de hacer lo que podemos para cambiar la situación.
Sin embargo, cuando no es posible escapar de la exposición al dolor, necesitamos algún mecanismo de defensa, un mecanismo de afrontamiento psicológico. Este es un esfuerzo que hacemos para cambiar la forma en que pensamos y actuamos para que podamos lidiar con situaciones desagradables. Y uno de los mecanismos de afrontamiento cuando no podemos escapar del dolor es la apatía.
La apatía es como una muerte emocional, una anestesia emocional. Dejamos de mostrar emociones, incluso dejamos de sentir emociones, nos volvemos indiferentes. Esta anestesia nos ayuda a lidiar con el dolor, con la frustración, con el abuso, con lo no deseado. Pero tiene muchos efectos secundarios que no queremos.
Esta apatía es un tipo de protección que disminuye nuestra sensibilidad ante la vida. La ira, el asco, la pena o el asco son sentimientos que empiezan a disminuir a medida que dejamos de importarnos.
Al desarrollar una mejor comprensión y conexión con nuestros sentimientos y nuestras necesidades, podremos desarrollar una vida más equilibrada y una buena salud mental. Es allí que, la inteligencia emocional como habilidad se refiere a la capacidad de una persona para comprender, procesar y expresar los propios sentimientos, así como reconocer y ser capaz de empatizar con los sentimientos de los demás.
Cuando las emociones son bien gestionadas, mejoran las posibilidades de una vida exitosa, posibilitando que el individuo absorba nuevos conocimientos, mejore las relaciones interpersonales e intrapersonales, aumente la productividad, eleve la autoestima, la automotivación y así poder trasladar sensaciones a las personas. con quien se relaciona y sentimientos positivos.
Un ejemplo de esto sería el de un individuo motivado que ve los puntos positivos de las situaciones tanto favorables como desfavorables, que ve soluciones a los problemas y no solo sus obstáculos. Al relacionarse con personas malhumoradas, pesimistas, que no ven horizontes, les transmite sentimientos positivos y se convierte en un referente, animándolos a cambiar su comportamiento y actitudes, con el objetivo de convertirse en personas equilibradas y felices.
